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El descubrimiento fósil que desvela la más antigua ‘carrera armamentista’ evolutiva

Descubrimiento de la lucha evolutiva más antigua en el registro fósil

El estudio llevado a cabo por investigadores del Museo Americano de Historia Natural ha revelado el ejemplo más antiguo conocido en el registro fósil de una lucha evolutiva entre depredadores y presas. Este hallazgo, que data de hace 517 millones de años, se sitúa en un océano que cubría lo que hoy es el sur de Australia. En este entorno, un pequeño animal con concha, relacionado de manera lejana con los braquiópodos, se enfrentaba a un depredador marino desconocido que era capaz de perforar su concha.

Un vistazo a la investigación publicada

El estudio, descrito en la revista Current Biology, proporciona la primera evidencia demostrable de una lucha evolutiva en el período Cámbrico. Russell Bicknell, investigador postdoctoral en la División de Paleontología del Museo, y autor principal del estudio, menciona que las interacciones entre depredadores y presas son vistas como motores principales de la explosión cámbrica, especialmente en lo que respecta al rápido aumento de la diversidad y abundancia de organismos biomineralizantes en esa época. Sin embargo, existía una falta de evidencia empírica que mostrara cómo la presa respondía directamente a la depredación y viceversa.

¿Qué es una lucha evolutiva?

Una lucha evolutiva es un proceso en el que depredadores y presas se adaptan y evolucionan continuamente en respuesta a las acciones del otro. Este fenómeno se describe a menudo como una carrera armamentista, ya que las mejoras en las habilidades de una especie conducen a la otra especie a mejorar también sus capacidades en respuesta.

Estudio de fósiles de Lapworthella fasciculata

Bicknell y sus colegas de la Universidad de Nueva Inglaterra y la Universidad Macquarie, ambas en Australia, estudiaron una amplia muestra de conchas fosilizadas de una especie temprana de tommotiid, Lapworthella fasciculata, proveniente de Australia del Sur.

– Se analizaron más de 200 ejemplares extremadamente pequeños, con tamaños que oscilan entre un poco más grandes que un grano de arena y un poco más pequeños que una semilla de manzana.
– Estas conchas presentan agujeros que probablemente fueron realizados por un depredador perforador, muy probablemente un tipo de molusco blando o un gusano.

Los investigadores vincularon estos ejemplares con sus edades geológicas, encontrando un aumento en el grosor de las paredes de las conchas que coincidía con el incremento en el número de conchas perforadas en un corto periodo de tiempo. Esto sugiere que existía una carrera evolutiva microevolutiva, donde L. fasciculata logró reforzar su concha contra la depredación, mientras que el depredador, a su vez, invertía en la habilidad para perforar su presa a pesar del armamento cada vez más robusto de esta.

Importancia de este descubrimiento

Este registro evolutivo es de suma importancia ya que demuestra, por primera vez, que la depredación desempeñó un papel crucial en la proliferación de los ecosistemas animales primitivos. Además, evidencia la rapidez con la que se produjeron tales modificaciones fenotípicas durante el evento de la explosión cámbrica. Bicknell afirma que este hallazgo resalta la influencia fundamental de las interacciones depredador-presa en la historia evolutiva.

Un legado profundo en la paleontología

La comprensión de las dinámicas de las interacciones entre depredadores y presas en el registro fósil ofrece una perspectiva valiosa sobre la evolución de los ecosistemas antiguos. Este estudio no solo añade un capítulo a la historia de la vida en la Tierra, sino que también plantea preguntas sobre cómo estas interacciones han dado forma a la biodiversidad actual.

– Las investigaciones futuras pueden centrarse en cómo estas relaciones evolucionaron con el tiempo.
– La comparación de otros fósiles de diferentes regiones podría revelar patrones similares de adaptación.

En resumen, el estudio de la lucha evolutiva más antigua del registro fósil no solo amplía nuestro conocimiento sobre el pasado, sino que también destaca la complejidad de las relaciones biológicas que han dado forma a la vida tal como la conocemos hoy. La evolución es un proceso continuo, y cada nuevo hallazgo nos acerca más a comprender su intrincada historia.


Este artículo fue redactado en colaboración con cajuarizona.com

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