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Lo que la industria del turismo no quiere que sepas sobre la vigilancia de tus viajes

Dentro de la caja negra de la vigilancia predictiva de viajes

En un mundo cada vez más interconectado y digitalizado, las preocupaciones sobre la privacidad y la vigilancia se han vuelto centrales. Un caso que ilustra esta problemática es el de Frank van der Linde, un ciudadano holandés y defensor de los derechos humanos, quien fue objeto de vigilancia por parte de las autoridades debido a sus opiniones políticas. Su historia revela cómo los datos de viaje pueden ser utilizados para monitorear a los ciudadanos, generando inquietudes sobre la seguridad y la privacidad.

El viaje de regreso de Linde y la vigilancia encubierta

En marzo de 2020, Linde regresó a Ámsterdam tras un viaje al extranjero. Al pasar por el control de inmigración, respondió a una serie de preguntas del oficial, pensando que se trataba de un chequeo aleatorio. Sin embargo, sus respuestas fueron registradas y compartidas con un fiscal público, quien recopilaba información sobre sus movimientos. Este incidente fue posible gracias al intercambio de datos personales que ocurre cada vez que un pasajero aborda un vuelo hacia Estados Unidos, Europa y otros destinos alrededor del mundo.

La creciente importancia de los datos de pasajeros

Los datos recolectados de los pasajeros se conocen como Registros de Nombres de Pasajeros (PNR). Estos registros contienen información sensible como:

– Dirección del viajero
– Número de teléfono móvil
– Fecha de la reserva de vuelo
– Información de pago, incluyendo tarjeta de crédito
– Itinerario completo de viaje
– Información sobre equipaje
– Compañeros de viaje

La información contenida en los PNR es compartida con los gobiernos de los países de destino entre 48 y 72 horas antes de la salida. Esta práctica ha generado un debate sobre su uso y la duración de su retención, que puede extenderse por años.

La vigilancia de Linde y su lucha por la transparencia

Linde fue marcado como persona de interés por la policía de Ámsterdam en 2017, en el marco de un programa municipal de contrarresto al terrorismo. A pesar de ser eliminado de la lista de vigilancia en 2019 y recibir una disculpa oficial, Linde continuó siendo objeto de control. En 2022, solicitó sus registros de PNR al gobierno, descubriendo que sus datos habían sido compartidos con la policía fronteriza.

La revelación de que sus datos habían sido utilizados para monitorearlo generó una serie de preguntas sobre la precisión y el manejo de la información. Linde se percató de que algunos datos eran incorrectos, incluyendo registros de vuelos que nunca tomó. Esto plantea interrogantes sobre cómo los errores en los datos pueden influir en decisiones cruciales relacionadas con la seguridad y la movilidad.

Implicaciones del uso de datos de viaje en la privacidad

La historia de Linde ejemplifica un problema más amplio relacionado con el uso de datos personales en un contexto de vigilancia. Las implicaciones son profundas:

– La vigilancia de los ciudadanos puede llevar a la criminalización de la disidencia.
– La inexactitud de los datos puede resultar en injusticias, afectando la capacidad de las personas para viajar.
– La falta de transparencia sobre cómo se utilizan y comparten los datos crea desconfianza en las instituciones gubernamentales.

La acumulación y el análisis de datos de pasajeros por parte de las autoridades y empresas tecnológicas plantea la necesidad de un debate público sobre la privacidad y la seguridad, así como un marco legal que proteja los derechos de los ciudadanos.

Reflexiones sobre el futuro de la vigilancia de viajes

El caso de Frank van der Linde es un recordatorio de que la vigilancia a menudo se realiza bajo la justificación de la seguridad. Sin embargo, es esencial que los ciudadanos estén informados sobre cómo se manejan sus datos y cuáles son sus derechos en este contexto. A medida que la tecnología avanza y se vuelve más sofisticada, la vigilancia predictiva puede convertirse en una norma, lo que exige una revisión crítica de las políticas y prácticas actuales.

La transparencia y la rendición de cuentas deben ser principios fundamentales en el manejo de datos personales. Solo así podremos garantizar que la seguridad no socave la libertad y la privacidad de los ciudadanos en un mundo cada vez más vigilado.

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